06 junio 2009

Lo que es la chaqueta mental...

Por Paquita
03 de Junio, 2009
El país está entrando a un Estado de excepción de una manera que no puede ser considerada suave. La guerra contra el narcotráfico está siendo utilizada con fines abiertamente políticos e intereses claramente electorales. En el 2006 hablábamos de un golpe de Estado, pues se violaron las reglas del juego al hacer fraude electoral y después negarse al esclarecimiento del proceso; hoy es un asalto armado a las instituciones que conforman el sistema, es la legalización del estado de sitio, de la alarma permanente que deriva en la también permanente amenaza para los ciudadanos del uso de la fuerza para quienes no profesan la ideología que hoy rige al país. Una clara muestra de este hecho fue la expulsión del académico colombiano que hacía su estancia pos doctoral en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM en colaboración con el gobierno colombiano que lleva el mismo corte que el calderónico, el de la política del shock.México deja de ser un lugar seguro en el que puedan tener asilo los que piensan diferente y huyen de las dictaduras militares para convertirse en un sistema más corrupto que se puede saltar los protocolos de la justicia y juzga de antemano a todos los ciudadanos.Lo cierto es que Fecal cree haber encontrado una fórmula mágica en las políticas de Bush para mantener a la población bajo control y reavivar cada vez la zozobra para mantener por debajo del agua una guerra latente de baja intensidad contra sus opositores. Sin embargo, no se han calculado las reacciones del pueblo mexicano; no se pueden importar modelos extranjeros de dominación y esperar el mismo resultado. Para empezar México ha sido durante mucho tiempo un pueblo pacífico y solidario, por lo que venderle una guerra no tendría por qué surtir el mismo efecto que para un pueblo que la haya sufrido recientemente. Además a los mexicanos es difícil amedrentarnos con la amenaza de la violencia, pues en nuestras venas corre el romanticismo y para la población que está acostumbrada a vivir en la pobreza, la preservación de la comodidad no es una razón para no intentar cambiar las cosas. Está también el hecho de que existen resistencias por todo el país con diferentes temas, disgustos que lejos de remitir se acumulan debido a la desatención. La liga está muy estirada, tal vez demasiado, y sin embargo todavía no podemos vislumbrar lo que se cocina abajo.
Y no podemos dejar de lado que se acercan el bicentenario y el centenario de dos movimientos civiles que cambiaron radicalmente las condiciones. Lejos de estarse preparando para atajar el riesgo de que celebremos revolucionando, Fecal parece estar intentando detonarlo. Eso es lo que sucede cuando el grupo en el poder lo ha obtenido tan ilegítimamente, que desconoce al pueblo que está gobernando.
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