14 julio 2009

La derecha contra el proyecto de educación popular, detrás del movimiento de 1963 en la Universidad Michoacana

Enemigos centenarios de la universidad pública
DANIELA MORALES / *ESPECIAL


Imagen de archivo de una manfestacion estudiantil en el Colegio de San Nicolás en la década de los sesenta Foto: LA JORNADA MICHOACAN

Los recortes a los presupuestos de las universidades públicas del país que –según las advertencias- estaría por impulsar el gobierno federal en los próximos días, son acciones que forman parte de una larga batalla que en los últimos cien años han venido dando en México los sectores reaccionarios del país en contra del ideal revolucionario de educación popular.
Este mes de julio, por ejemplo, la Universidad Michoacana debería estar celebrando el 48 aniversario de la aprobación la Ley Orgánica de 1961 que en su tiempo llegó a identificarse entre las más progresistas de América porque se proponía una transformación radical de la Universidad que lograría ubicarla entre las mejores del continente.
Sin embargo, nada se puede festejar, pues aquel gran proyecto que para 1962 había dado sus primeros frutos fue abruptamente interrumpido en los primeros meses de 1963 por grupos políticos identificados con el clero, con el Partido Acción Nacional y la Unión Nacional Sinarquista que con la ayuda del entonces gobernador, Agustín Arriaga Rivera, derogaron la Ley Orgánica, depusieron al rector que encabezaba exitosamente el proyecto de transformación universitaria, Eli de Gortari, y violando a todas luces la autonomía universitaria, impusieron con la violencia del Ejército una nueva forma de gobierno en la Universidad Michoacana.
Hoy, casi medio siglo después y frente a la amenaza de un nuevo golpe a las universidades públicas del país ordenado desde la derecha que hoy detenta el poder en México, es bueno recurrir a la memoria y exhibir para la historia una de las principales motivaciones que en 1963 tuvieron los grupos políticos de derecha y los sectores priístas cercanos a éstos para golpear a la universidad pública, y que hasta ahora no ha sido incluido en las explicaciones que se han elaborado sobre el movimiento universitario de 1963 en Michoacán.
Esos sectores tenían en aquellos años una fuerte necesidad de favorecer el vertiginoso crecimiento que en los años 60 estaban teniendo en México las instituciones privadas de educación superior, muchas de ellas, por cierto, administradas por organizaciones religiosas y/o grupos civiles ligados al clero.
El anterior señalamiento se respalda en una información que, como dijimos, ha sido poco considerada en las investigaciones que sobre el movimiento universitario de 1963 se han realizado hasta el momento, pero que da luz sobre un fuerte conflicto que en aquellos años se vivía entre la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y las instituciones privadas de educación media o secundaria de la entidad, muchas de ellas vinculadas con los sectores reaccionarios que desde 1917 venían combatiendo la laicidad y la gratuidad de la educación en México, es decir, el proyecto de educación popular.
El conflicto en referencia fue expuesto ampliamente por el rector Eli de Gortari ante el Consejo Universitario en la sesión ordinaria que celebró el 25 de enero de 1963, es decir, siete días antes de que apareciera en la Universidad un grupo subversivo integrado por profesores y unos cuantos estudiantes vinculados al sector político de derecha en la entidad, que exigía su destitución “inmediata” para interrumpir el proceso de transformación que éste encabezaba desde 1961.
En aquella sesión previa al estallido del conflicto, Eli de Gortari advirtió a los consejeros sobre la posibilidad de que la Universidad Michoacana enfrentara en los días subsiguientes una agresión dirigida desde el clero por la negativa que mantenía en sus estatutos a reconocer los estudios de los jóvenes egresados de escuelas secundarias o preparatorias de carácter privado, y la consecuente imposibilidad de que alguno de ellos obtuviera una matrícula en esa casa de estudios.
“Año con año nuestra casa de estudios sufre una embestida clerical a la cual no dejan de sumarse algunos de sus malos hijos…”, advirtió el rector. El pretexto, continuó, “es que la Universidad propicia el éxodo de una gran parte de la juventud moreliana porque no puede estudiar en nuestra casa (de estudios), como si la Universidad fuera la culpable de que estas personas no hubieran inscrito a sus hijos en el Colegio de San Nicolás, sino en escuelas que (la Universidad) no reconoce porque tienen un nivel docente sumamente bajo”.
Expuso además que durante todo el año de 1962 la propia Secretaría de Educación Pública (SEP), que entonces encabezaba Jaime Torres Bodet, había presionado para que la Universidad Michoacana reformara sus estatutos y aceptara en sus aulas a los jóvenes egresados de instituciones de carácter privado.
La negativa a reconocer los estudios de instituciones privadas “nos ha llevado en muchas ocasiones a luchas bastante esforzadas por mantener este criterio dentro y fuera de la Universidad. Nada menos, a lo largo del año de 1962 hemos tenido que sostener una batalla fuera del estado, con las autoridades de la Secretaría de Educación Pública respecto a esta posición en nuestra Universidad”.
Sin embargo, en aquella sesión De Gortari reportó con beneplácito a los consejeros que por lo pronto la batalla que se había dado a lo largo de 1962 había sido ganada por la Universidad Michoacana bajo el irrebatible argumento de que por mandato de la Constitución Política del Estado, la Universidad tenía el poder de decisión absoluto en el terreno de educación superior en Michoacán y por lo tanto se negaba, como su Ley Orgánica lo establecía, a incorporar escuelas de carácter privado por considerar que éstas tenían un nivel docente “sumamente bajo”.
En aquella sesión del 25 de enero de 1963, el Consejo Universitario también aprobó un proyecto que ese mismo día había presentado el rector De Gortari que consistía en impulsar la creación de escuelas preparatorias afiliadas a la Universidad Michoacana en diferentes puntos del estado para ampliar la cobertura educativa de la casa de estudios y evitar que los jóvenes michoacanos recurrieran a las escuelas secundarias o preparatorias privadas y religiosas para continuar su preparación.
El acelerado ritmo que desde 1961 llevaba el proceso de transformación universitaria hizo que en esa misma sesión no sólo se aprobara dicho proyecto, sino que se aprobara también la creación de la primera preparatoria descentralizada del estado en la ciudad de Uruapan.
En ese contexto, en el que el priísmo ahabía dejado que la demanda educativa rebasara las posibilidades del Estado para cubrirlas y abría las puertas a la Iglesia y a los sectores civiles ligados a ella, para que recuperaran los espacios educativos que habían perdido en el proceso revolucionario de 1910, se encuentra una explicación lógica de los acontecimientos de 1963 en Morelia, cuando después de varios intentos fallidos de la derecha por estallar una huelga general en la Universidad Michoacana y/o provocar choques, incluso armados, entre estudiantes para lograr la deposición del rector De Gortari, el gobernador Arriaga Rivera, ligado y presionado por los sectores reaccionarios del estado, decidió intervenir abiertamente y detener el proceso de transformación de la Universidad.
El 15 de marzo de 1963 la Universidad Michoacana amaneció con una nueva Ley Orgánica y una nueva forma de gobierno que les fueron impuestas por el Ejecutivo estatal con la violencia del Ejército, dejando un estudiante asesinado como saldo.
Ese día, dejando muy atrás los ideales revolucionarios, inició el proceso para el reconocimiento en los estatutos de la Universidad de escuelas de carácter privado y religioso. Ese día se detuvo la revolución universitaria que apenas había alcanzado a dar sus primeros pasos.
*El texto forma parte de una investigación más amplia (tesis de licenciatura), titulada 45 días de conflicto universitario en la prensa moreliana. Febrero y marzo de 1963. Proyecto apoyado por Conacyt y asesorado por la doctora Adriana Pineda.

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