Cada año es más escandaloso el gasto
de los funcionarios que anuncian sus “logros” por todos los medios y de
paso se hacen presentes entre los ciudadanos con propósitos electorales.
Siguen el exitoso ejemplo de Enrique Peña Nieto, que voló con alas
televisivas de la gubernatura mexiquense a la presidencia. Este modelo
se convirtió ya en un virus antidemocrático que absorbe grandes
porciones del erario, pero sobre todo fortalece la complicidad entre los
poderes mediáticos y la corrupción política.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El 30 de agosto de 2010, un polémico spot de
43 segundos fue transmitido en las señales nacionales de Televisa y TV
Azteca para promover los “compromisos cumplidos” del entonces gobernador
del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Era su Quinto Informe de
Gobierno.
El promocional sorprendió por su alta calidad de
producción cinematográfica. Peña Nieto aparecía en mangas de camisa,
sentado en una lujosa camioneta, y al estilo del mandatario
estadunidense Barack Obama recitaba los logros de su gobierno. El spot provocó
una querella del PAN y del PRD por presunta violación al artículo 134
constitucional, que desde la reforma de 2007 prohíbe la promoción
personalizada de gobernantes.
“En ningún caso esta propaganda
incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción
personalizada de cualquier servidor público”, puntualiza el último
párrafo de ese artículo constitucional vigente.
Si bien el
Instituto Federal Electoral (IFE) ordenó sancionar al mandatario por la
violación a este ordenamiento, en una votación dividida – cuatro contra
tres– los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación (TEPJF) exoneraron en mayo de 2011 al entonces mandatario
mexiquense. Señalaron que, en todo caso, la difusión de los spots la realizaron de manera “unilateral” los concesionarios.
Así,
los magistrados de la máxima instancia electoral abrieron las
compuertas a lo que se ha convertido en una auténtica plaga de
gobernadores que ahora imitan el “modelo Peña Nieto” de “publicidad
integrada” y promoción personal en los medios masivos, como internet,
prensa y hasta salas de cine.
Los cuatro magistrados que votaron a
favor determinaron que Peña Nieto no había violado el 134
constitucional ni hizo promoción personalizada, ya que sus apariciones
“estuvieron amparadas por los supuestos que permiten realizar promoción
siete días antes y cinco días posteriores al informe de gobierno o de
gestión de un funcionario público”.
Esta resolución hacía
referencia al artículo 228, párrafo 5 del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), el cual incluyó un
candado que en los hechos invalida la prohibición de la propaganda
personalizada: los spots y mensajes que se difundan en medios de
comunicación no serán considerados como ese tipo de promoción “siempre
que la difusión se limite a una vez al año en estaciones y canales de
cobertura regional correspondiente al ámbito geográfico de
responsabilidad del servidor público y no exceda de los siete días
anteriores y cinco posteriores a la fecha en que se rinda el informe”.
Desde
entonces, emulando el “modelo Peña Nieto”, gobernadores como Eruviel
Ávila, del Estado de
México; Rafael Moreno Valle, de Puebla; Aristóteles
Sandoval, de Jalisco; Rodrigo Medina, de Nuevo León; Javier Duarte, de
Veracruz; César Duarte, de Chihuahua; Roberto Borge, de Quintana Roo;
Manuel Velasco, de Chiapas, y hasta el jefe de Gobierno capitalino,
Miguel Ángel Mancera, se han caracterizado por promover su imagen y su
gobierno en medios de comunicación masiva.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1941, ya en circulación)
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