25 enero 2014

Tamaulipas: una década de imperio de los cárteles

Tamaulipas: una década de imperio de los cárteles
En Tamaulipas el imperio de los cárteles cumplió una década. Controlan desde la tortilla y el pollo que uno se come hasta el tianguis, la universidad pública y el estadio que frecuenta. Ese territorio está más lejos de las leyes mexicanas que de las estadunidenses: la Unión Americana ha investigado a tres exgobernadores por proteger a Los Zetas o al Cártel del Golfo. Por esas razones ya surgió el primer grupo de autodefensa tamaulipeco.

Foto: Especial. 

Más de una década de complicidad entre el crimen organizado y gobernadores, funcionarios municipales y jefes policiacos permitió a los cárteles controlar la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), hoteles, casinos y empresas de espectáculos. A últimas fechas y gracias a que incursionaron en el robo de ganado, ahora operan carnicerías, dirigen la distribución del pollo y dominan las tortillerías, entre otros muchos negocios.

Los delincuentes también controlan el sistema de transporte de varias ciudades tamaulipecas gracias a su amasiato con líderes sindicales; la venta ilegal de gasolina, mercados rodantes y la distribución de cerveza en los estadios de futbol, así como su venta en bares y depósitos de su propiedad. Además cobran piso a una infinidad de comercios y empresas, denunciaron ciudadanos, empresarios y funcionarios que hablaron con Proceso a condición de que no se revelaran sus nombres, pues sus vidas correrían riesgo.

Las dos mafias predominantes en Tamaulipas –Los Zetas y el Cártel del Golfo (CDG)– se metieron como el agua en cualquier empresa donde reinaran la corrupción y la ilegalidad. Del tráfico de drogas y el narcomenudeo saltaron a ser propietarios de todo tipo de giros negros. Incursionaron en la piratería e hicieron del secuestro una industria.

En diversas ciudades del noreste compiten con Pemex en la distribución de combustibles. No sólo cuentan con decenas de “gasolineras” clandestinas –disfrazadas de vulcanizadoras– en barrios y carreteras federales; ahora también obligan a los propietarios de establecimientos a comprarles la gasolina robada de los ductos de la paraestatal. “En las ciudades fronterizas ese negocio les proporciona ganancias por alrededor de 10 millones de pesos diarios”, denunció uno de los empresarios que hablaron con Proceso.

En Tampico, el CDG controla la distribución de la cerveza Tecate y todas las marcas de la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, ahora propiedad de la holandesa Heineken, por lo que impiden la distribución de las marcas del Grupo Modelo, propiedad de la firma belga Anheuser-Busch InBev.

(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1943, ya en circulación)

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