El grupo encabezado por
Gilles-Eric Séralini de Francia alimentó con grano del maíz transgénico
NK 603 de Monsanto a una cepa de ratas de laboratorio con
predisposición genética al cáncer, cepa usada como modelo para la salud
humana. El experimento duró los dos años que abarca el ciclo de vida de
las ratas, en vez del período estándar de 90 días. Se encontró que el
consumo de NK 603 está asociado con daños mayores a la salud y
mortandad, aunque los datos no necesariamente demuestran causalidad.
Hacia la mitad del último tercio de su vida, las hembras mostraron de 2 a
3 veces mayor incidencia de cáncer de mama con respecto al tratamiento
de referencia. Los machos sufrieron cinco veces mayores incidencias de
tumores de riñón o daño letal de hígado que el tratamiento de
referencia, al inicio del último tercio de su vida. El mensaje de esta
investigación es que el grano de maíz NK 603 no es inocuo como alimento y
que su daño, como el del tabaco, es de tipo crónico-subclínico.
Como toda investigación significativa para la humanidad, pares
científicos del mundo la han revisado meticulosamente. Algunos la
descartan argumentando fallas metodológicas y otros la consideran
profundamente relevante. Ambos grupos concuerdan, sin embargo, en que
los resultados han de ser cotejados por científicos independientes y sin
conflicto de interés, para alcanzar el estatus de verdad científica.
Claramente, la misma condición de cotejo es necesaria con respecto a la
aseveración de inocuidad, sostenida por la industria, para los
organismos genéticamente modificados. Ambas hipótesis, opuestas, están
en la etapa de las posibilidades, teniéndose que pasar a la etapa de las
probabilidades y del conocimiento causa-efecto.
El consumo directo de maíz, así como su cuantía en la metodología
seguida por Séralini, lo hacen muy pertinente al caso de México, que no
así para la mayor parte de los países del mundo, donde el maíz se usa
como forraje. En estos países, el maíz es la fuente principal de energía
para animales domésticos, que a su vez son consumidos por los humanos.
Para éstos, habría de por medio un filtro biológico en los animales. En
cambio en México, 53 por ciento de la ingesta energética y 39 por ciento
de la proteínica provienen del consumo directo de maíz.
www.fao.org/docrep/t0395s/T0395S0a.htm _CUADRO24
El gobierno mexicano está ante la disyuntiva de autorizar la siembra
de maíces transgénicos al nivel comercial o imponer una moratoria. Entre
los permisos solicitados se incluye precisamente al híbrido NK 603 de
la investigación del grupo de Séralini. La solicitud es para sembrar
hasta 700 mil hectáreas de ese híbrido bajo riego en el ciclo
primavera-verano 2012/2013 en Sinaloa y hasta 351 mil 284 hectáreas bajo
riego en Tamaulipas. El gobierno mexicano, a través de Cofepris
(Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios), considera
al híbrido NK 603 adecuado para el consumo humano y animal.
La misma autoridad considera al glifosato, herbicida
acompañante de la tecnología NK 603 como adecuado para los humanos y la
ecología.
Sin embargo, estudios científicos sobre este herbicida lo desmienten,
habiéndose demostrado que es teratogénico (causa malformaciones de
nacimiento) y también disruptor del sistema endócrino.
A los ciudadanos de este país también nos compete ponderar esta
decisión, porque seríamos los directamente afectados a través de nuestro
alimento básico. Hay cuatro alternativas posibles de la combinación de
con o sinmoratoria y
con o sininocuidad para el consumo humano directo. En juego están principalmente los intereses de la nación y los de la industria de las semillas transgénicas. Solamente las dos alternativas con-moratoria-con-o-sin-inocuidad ponen a salvo los intereses de la nación. Además de eludir el riesgo para la población de que el maíz transgénico no fuera inocuo, se protegería a la principal biodiversidad del maíz y sus parientes silvestres que existe en México, única en el mundo y bajo la mayordomía de los mexicanos. Esta biodiversidad no puede coexistir con el maíz transgénico. Muy significativamente, se tiene evidencia de que el campo mexicano puede lograr la autosuficiencia en maíz, sin recurrir a la tecnología transgénica.
La alternativa sin-moratoria-sin-inocuidad para consumo humano,
implica la posibilidad de que en el futuro cercano se siembren hasta 500
mil hectáreas del híbrido NK 603 u otros eventos transgénicos en
Sinaloa y hasta 100 mil hectáreas en Tamaulipas. Las 5.5 millones de
toneladas de grano producidas –casi la mitad de los 12 millones de
toneladas anuales consumidas como alimento en el país– irían en gran
medida a la dieta nacional, pero principalmente, a la población urbana.
Mientras los mexicanos asumimos este riesgo injustificable e
inaceptable, los intereses de la industria quedarían a salvo. Como en el
caso del tabaco, solamente después de 20 años de esta alternativa,
cuando el daño fuera inevitable e irreparable, caeríamos en cuenta como
sociedad del error histórico. También presenciaríamos, inermes, cómo las
razas nativas de maíz acumularían irreversiblemente ADN transgénico
basura.
La alternativa sin-moratoria-con-inocuidad a la que apuesta la
industria, pondría a salvo sus intereses y le pagaría grandes
dividendos, mientras que México habría hecho un uso catastrófico de su
mayordomía de la principal biodiversidad del maíz del mundo.
Desde la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS)
impulsamos una campaña mundial para urgir al gobierno mexicano a que
suspenda cualquier permiso de siembra de maíz transgénico a campo
abierto en México. Se puede participar mediante la liga:
* Presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, AC, e investigador nacional emérito
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